Jesús Pascual tuvo una iniciativa años atrás para crear un punto de encuentro en el que volcar citas, imágenes, anécdotas... Por aquel entonces la mejor opción era crear una web personal que desafortunadamente no creció por la necesidad de canalizar todas sus entradas a través de un único usuario: Jesús, su administrador.
Con la oportunidad que nos brinda Google a través del producto BLOGGER, nos podremos permitir que esa información sea algo vivo, un verdadero punto de encuentro y foro de opiniones en el que todos podamos crear nuestras propias entradas (con un poquito de orden, por favor).
Tan solo debereis tener un usuario en gmail, y cuando recibais la invitación en vuestro correo, deberéis aceptarla e identificaros con dicho usuario. A partir de ese momento sereis 'autores invitados' de este nuevo blog.
Echadle un vistazo y corregir el diseño de contenidos con sugerencias como respuesta a esta primera entrada

sábado, 10 de noviembre de 2007

Personajes. Alvaro Melero.

(Alvaro -en el centro- acompañado de Fuster y Micalet,
a mediados de los 70)
Alvaro.
Uno de los pocos que ha vivido las cuatro décadas de CEMECO (resulta paradójico hablar de alguien que tantas cosas podría contar, y aprovecho para pedirle que lo haga, junto con otros que me consta que seguirán el blog, como Honorio, Jesús, Vicente etc.)

Bueno... despues de hablar de Manolo, si hablo de Alvaro va a parecer que este trabajo nos trata muy bien, porque tampoco el tiempo le ha maltratado demasiado. Será uno de esos que disfrutarán su jubilación con las condiciones que para sí quisieran muchos veinteañeros. Sí... porque si hay una terna que podríamos asociar al "bon vivant", Vicente Romero y Jesús Pascual parecen estar esperando que, mal que le pese, se les una Alvaro.

Y digo mal que le pese porque, según él, necesita un tiempo antes de su jubilación. Debe ser porque debe estar capitalizándose para hacerse con el último modelo de algun gadget, o de algún otro aparato electrónico de última generación. Sí... porque Alvaro huye de lo popular (como él mismo diría), busca hacerse con todo lo selecto que todavía está al alcance de unos pocos porque, cuando sea popular, no será de su interés o, si lo es, te hará saber con multitud de datos que él ya tiene el primero que salió (cuando no era tan popular) y te sorprenderá con el nuevo modelo que está esperando comprar.

Ese sibaritismo lo debe llevar en la imágen. Sí... porque de todos es conocida la anécdota de la fiesta a la que acudieron un par de compañeros (cuyo nombre no recuerdo) con Alvaro, y en la que entablaron conversación con unas chicas que curiosearon con la dedicación de los tres. Si a uno le asignaron claramente la profesión de médico y a otro la de abogado, a la hora de catalogar a Alvaro, que en esos momentos era inconsciente del análisis al que estaba siendo sometido, se encontraron perdidas y con verdaderos problemas antes de concluir que lo más aparente era "marqués".

Bueno... la verdad es que no iban mal encaminadas, porque Alvaro tiene el don de gentes y la gracia para liderar el trabajo (digo liderar, no hacerlo) de un marqués. Hay veces que me recuerda al Luis Escobar de "La Escopeta Nacional", pero lo separa de ese perfil la ausencia de bisoñez.

Porque don de gentes tiene... sí.
Recuerdo un almuerzo un día a las 9 de la mañana en casa Mundo, en el centro comercial de Valencia. A esa hora, sentados alrededor de la mesa Alvaro, Paco de las Heras, Javier Martínez y Pepe Silvestre, entraron por la puerta tres o cuatro mujeres de mediana edad con unas cuantas bolsas de compra en grandes almacenes. El local era estrecho y se nos hicieron bastante evidentes en su intento de alcanzar mesa. Cualquier reproche hubiera parecido inoportuno. Sin embargo, Alvaro les espetó:

- ¡Chicas!...¡Pero si son las nueve! Aun no habran abierto las tiendas y ¡¿ya vais tan cargadas?!

El comentario - que se podía leer como crítica descarada- fue reído por ellas (y por supuesto, por nosotros).

Esa capacidad de relación es inevitable en alguien al que resulta tan dificil asociar a una determinada... afición, por ejemplo. Porque cuando hemos querido hacer una salida ciclista, Alvaro ha venido ataviado de tal forma que era imposible pensar que 'era uno más'. Nooo... aunque los demás fueramos con auténticos hierros, Alvaro conocía el recorrido y había montado los piños oportunos para el perfil de la ¿carrera? y siempre tenía algo que estrenar para esa salida (un cuadro de fibra de carbono, un nuevo modelo de pedales look -cuando todos llevabamos calapies con correas de piel-).

Cuando hemos querido salir a correr, ha llegado a la salida guiado por un gps que prácticamente te llevaba de la mano a un ritmo cardiaco perfectamente controlado por su último modelo de pulsómetro POLAR.

Cuando nos ha pillado hablando del viaje a no sé que recóndito lugar de Italia (por ej.), se suma a la conversación con un

-no te olvides de comprar unos .... que encontrarás en ...."
- (¡¿...?!) Pero Alvaro... ¿que tú ya has estado allí?
- Uy... ya hace tiempo!

Con esa amalgama de conocimientos y experiencias, siempre tendrá algo que decir, ¿no? Pues de ahí mismo le viene el 'don de gentes'.

De ahí y del análisis para alcanzarlos. Su capacidad de análisis en alguna ocasión me ha agobiado al llegar al relevo con un sueter no acorde a los calcetines o al color de los cordones de los zapatos. Mientras le hablas, te taladra con el escaneo que hace del sueter ,esa sonrisilla y la caidíta de ojos que parecen decir "pero qué friki eres".

Pero si otra cosa hace falta aparte de los conocimientos y experiencias es vitalidad. Y tampoco se la vamos a negar, ¿no? Precisamente es la vitalidad la que permite que alguien de su edad -dicho sea con todo el respeto del mundo-o de la de cualquiera de nosotros, no desentone en compañía de cualquiera.